El espectáculo
nos sorprendió a todos, era algo que no conocíamos, y hay que reconocer que es
algo diferente. Si además tenemos en
cuenta que estábamos en el Hotel W, con un escenario bañado por la luz de las
velas, el mar de fondo, y ubicados en las primeras filas, no se podía pedir más.
Fue un poco más de una hora, un
tiempo que nos paso volando, creo que, lo único de, en mi opinión fallo, fue,
la comodidad de las sillas, en especial aquellos que tenemos pocos apoyos
traseros.
Peter (Sr. Lifante), fue una
muy buena sugerencia, me recordó aquel concierto Johann Strauss de año nuevo,
en el Palau de la música catalana.
El remate final fue la sugerencia de Lluís (Rovira) de montar un resopón al finalizar el espectáculo, que fue un resopón-resopón.
Una excelente velada, que habrá que repetir.