Tras una ardua búsqueda, por fin encontramos
a alguien que nos preparase una Feijoada brasileira.
Como sea que no tenemos un lugar
para poder cocinar, y nuestra cocinera es autónoma, ella nos localizó un
restaurante regentado por un chileno-catalán, total que parecía el bar de los
tres sudamericanos.
El encuentro fue relajado y cumplió
las expectativas que habíamos puesto, y que nos hizo cumplir un compromiso que teníamos
con uno de nuestros más antiguos asociados. Objetivo conseguido, otro de los
logros de esta Junta.
Y para finalizar, pudimos tomarnos una caipirinha ben caprixada.