14 abr 2015

PASEANDO POR EL GÓTICO

Prosiguiendo este sin parar de la actual Junta (la mejor que ha habido en el Club en los últimos años), el pasado día 14 de abril se organizó una visita a la ciudad de Barcelona, si, si a la ciudad de Barcelona. Aunque parezca mentira, es normal que la ciudad donde vives, sea la que menos conoces, y para subsanar esto, nos fuimos a pasear por las calles del barrio gótico, esto sí, muy bien acompañados y guiados por los comentarios de Sonia Viver.

La visita comenzó en el Hotel Olivia de la Plaça de Catalunya, para dirigirnos hacia la avinguda Porta d'Angel, donde se nos descubrió el porqué de su nombre, que no es otro que el regalo de un ángel que había en la entrada de la calle, cuya réplica ahora encontramos en la fachada del Banco de España. 

Nuestro paseo continuo a través de las calles del gótico hasta el famoso Restaurante Els quatre Gats. Inaugurado el año 1897 como cervecería, y lugar de encuentro de los artistas modernistas de la época, los artífices de los encuentros fueron Santiago Rusinyol, Ramón Casas, Miquel Utrillo, Enric Granados i Lluís Millet.
En el local se realizaron múltiples exposiciones de arte, destacando quizás la de un joven Pablo Ruiz Picasso, además de veladas musicales y literarias.

La carta actual es una reproducción de la creada por Picasso.

Tras pasar por el obispado y el arzobispado, llegamos a otro de las curiosidades del barrio.
La Casa de l'Ardiaca, residencia de la jerarquía eclesiástica de los arcedianos desde el siglo XII, ha sido objeto de muchas modificaciones, como la que unificó la casa del Decano a principios del siglo XVI. Fue entonces cuando se colocó el patio central con soportales. De esta época datan las decoraciones renacentistas que se adaptan a la estructura gótica flamígera del edificio inicial. Una escalera conduce hacia la terraza superior, una balconada al más puro estilo Romeo y Julieta. Al fondo de la Casa de l'Ardiaca descubriremos que la pared donde se apoya forma parte de la antigua muralla romana de Barcelona. Esta muralla se encuentra adosada al fragmento de la copia del acueducto que nace en la puerta de entrada de la ciudad.
La otra sorpresa se encuentra fuera, en la fachada principal: en 1895 el Colegio de Abogados se establecía en el recinto y encargaba al arquitecto Lluís Domènech i Montaner el diseño de un buzón. Los elementos modernistas que lo forman son de un intenso simbolismo: las tres golondrinas aseguran la libertad de la justicia, mientras que los procedimientos burocráticos, simbolizados por la tortuga, representan las dificultades que lo retrasan todo. Desde 1921 la casa es sede del Archivo histórico municipal de Barcelona.
Seguimos hacia el interior de la Catedral de la que se carece de datos históricamente ciertos en cuanto a la organización eclesiástica de la diócesis hasta el año 343, en que el obispo de Barcelona de nombre Pretexto, asistió con cinco obispos hispànicos más al concilio de Sárdica en Oriente para ratificar todo aquello que había sido definido en el Concilio Ecuménico de Nicea (325) sobre la divinidad de Jesucristo.
Las excavaciones realizadas hace poco en el subsuelo de la calle de los condes de Barcelona (que actualmente bordea el muro de oriente de la Catedral) han puesto al descubierto un edificio de tres naves, separadas por dos series de columnas de mármol blanco, que sin duda se debe identificar con aquella basílica paleocristiana barcelonesa levantada en el siglo IV y ennoblecida, a pesar de las dificultades provocadas por la lucha arriana, por otros obispos durante siete siglos.
En el año 877 está basílica acogió solemnemente en una de sus capillas las reliquias de santa Eulalia que, escondidas para que los árabes invasores de nuestra península (711) no las profanaran, fueron encontradas milagrosamente en esa fecha en el templo de Santa María de las Arenas o del Mar. 
Esta Catedral primitiva, profundamente deteriorada por Almanzor, cuando este caudillo árabe incendió y destruyó la ciudad, se mantuvo en pie hasta 1046, año en que el conde de Barcelona, Ramón Berenguer el Viejo y su mujer Almodis, con el obispo Guislabert, iniciaron la construcción de otra Catedral, la denominada Catedral románica. Esta segunda catedral fue consagrada el 18 de noviembre de 1058 por el arzobispo Wifredo, metropolitano de Narbona.
Encima de los cimientos de la primitiva basílica paleocristiana, y de la Catedral románica posterior, se construyó la actual Catedral de estilo gótico. Las obras se iniciaron el 1 de mayo de 1298, durante el pontificado del obispo Bernardo Pelegrí y el reinado de Jaime II de Aragón, el Justo; y fueron prácticamente finalizadas a mediados del siglo XV, en tiempos del obispo Francisco Clemente Sapera y siendo rey de Aragón Alfonso V.

Podemos distinguir tres etapas durante los ciento cincuenta años que duraron las obras: en la primera se planeó todo el edificio y se llevó a cabo la construcción del ábside con las capillas radiales, el presbiterio con su altar y la cripta, y la del falso crucero; a continuación se prolongaron las tres naves con sus respectivas capillas laterales hasta la altura posterior al coro; finalmente se prosiguió la construcción de la basílica hasta la línea de la fachada que posteriormente fue cerrada con un simple muro (1417). El claustro se terminó en 1448.
A finales del siglo XIX, el industrial barcelonés Manuel Girona Agrafel se ofreció a sufragar la obra de la fachada y de sus dos torres laterales que fue llevada a cabo según los planes del arquitecto Josep O. Mestres inspirados en el proyecto inicial que ya se había dibujado en el siglo XV. Los hijos del señor Girona completaron la empresa del padre con la construcción del cimborrio, que se finalizó el año 1913.
A continuación visitamos el Claustro, muy conocido porqué en Pascua en su fuente se sitúa el "Ou com balla", un huevo que danza en el chorro de la fuente y se mantiene durante toda la pascua.

Casi frente a la Catedral encontramos la Iglesia de Sant Felip Neri, tras deleitarnos con unas copas de cava, invitación de nuestro amigo Pepe Ortiz para celebrar su 70 aniversario (fahrenheit 21 in celsius).
En Cetur sólo puede parar una visita.... una boda.
La iglesia de Sant Felip Neri se levanta discreta en un rincón escondido del Barrio gótico, una placita de aires románticos que ostenta el mismo nombre. En la fachada, de estilo barroco pero austero, descubrimos impactos de metralla. Las obras de restauración y limpieza quisieron conservar este testimonio doloroso de la Guerra Civil.
Nació como dependencia del convento de los "felipones", que se establecieron en este lugar en 1673. Unos años más tarde, hacia 1750, quedaba construida la iglesia barroca, uno de los pocos ejemplos de este estilo que hay en Barcelona. Se trata de un edificio de una sola nave con crucero y ábside rectangular, en la que destacan las capillas laterales con altares neoclásicos y pinturas de Joan Llimona. La fachada principal es de líneas simples y queda coronada en el cuerpo central por un acabado semicircular. La preside la figura del Santo. Sin embargo, son los sorprendentes agujeros abiertos en la pared del edificio lo que llama más la atención. Estas heridas cicatrizadas en la piedra de Sant Felip Neri nos recuerdan como en enero de 1938, en plena Guerra Civil, un bombardeo aéreo acabó con la vida de 42 refugiados que se escondían en el subterráneo del convento. La mala suerte hizo que aquella bomba cayera justo encima de aquel refugio. Muchos de los muertos fueron niños.
La dureza de este recuerdo contrasta hoy con la paz de un rincón recogido y arropado por los árboles. Una fuente en medio de la plaza refresca este espacio donde también se levantan las casas de los antiguos gremios de caldereros y de zapateros.
A continuación nos desplazamos a un lugar que muchos ni sabían que existía en Barcelona, la Sinagoga.

La presencia judía en la ciudad data de tiempos muy antiguos. Las estructuras arquitectónicas desenmascaran una época romana, aunque los primeros escritos datan del siglo VIII. La actual sinagoga no muestra del todo lo que fue la sinagoga de viejos tiempos, sino que muestra solo una parte, que se ha podido ir recuperando a través de exploraciones arqueológicas y estudios de investigación.


Hay dos salas, la primera, donde se han excavado las diferentes partes que muestran la evolución, y la segunda sala, que antiguamente había sido la zona de plegaria de los hombres. Además, también se pueden observar los hallazgos y elementos que dan a conocer esta cultura a la sociedad. No es un lugar de culto diario, pero en todo caso sí se pueden celebrar ceremonias concertadas, ya que es una de las sinagogas más antiguas de Europa y se está reconociendo internacionalmente. 

Para finalizar tan agotadora e instructiva mañana, nuestros pasos nos llevaron al Restaurante Orio, situado frente al remodelado mercado de Santa Catalina donde se nos sirvió un menú de tapas y pinchos.

Al almuerzo se añadieron los nuevos miembros; Miguel Matas, Diego Soler, Victor Casals, Josep Dexeus y Prakash Kumar, que como aún son contribuyentes, dedicaron la mañana a sus quehaceres empresariales, mientras otros enriquecíamos nuestros conocimientos vagando por la ciudad. Momento en que nuestro Presidente les dedicó unas palabras de bienvenida.
No salgo en las fotos, no salgo en las fotos.....