20 oct 2015

SANT SADURNI DE ANOIA

En esta ocasión nuestro Club ha organizado una completa visita a los temas más importantes de Sant Sadurni de Anoia, quizás la más conocida es la de su producción de cava, pero hay otra que es menos conocida, pero con una tradición más que centenaria, el chocolate, y estas fueron las visitas que realizamos.
En primer lugar visitamos una de las cavas de mayor calidad de Sant Sadurni de Anoia, Raventos i Blanc una de las más antiguas familia que han dedicado toda su vida a este quehacer.
Nuestro amigo Manel nos había organizado de forma excelente una visita a las bodegas con una amplia historia que aquí resumimos, y que nos comento de manera magistral el enólogo Joan Amat, que además es un buen amigo de Manel.
Cuando se creó el cava en 1872, sus antepasados pensaban en un world class sparkling wine. Por esto Josep Raventós Fatjó innovó con Xarel·los, procedentes de las mismas viñas de donde procede La Finca; conocedor ya del gran potencial de esta uva, la estructura mineral de nuestros suelos, y más importante aún, sabiendo que para ser un world Class tienes que ser auténtico. En 1888 Manuel Raventós Doménech creó el cuaje del espumoso del Penedès solo con variedades autóctonas: Macabeu, Xarel·lo y Parellada.

Después de 150 años, la marca Cava se ha convertido en una DO orientada al volumen, sin identidad geográfica propia, en términos de clima y suelos; así como con unos estándares de viticultura muy bajos.
Raventós i Blanc se creó para dar sentido a una finca donde, desde 1497, se cultiva la vid; y continuando la historia de una tradición vitícola familiar de más de 20 generaciones. Su fundador, Josep María Raventós i Blanc pensó en un concepto de máxima proximidad entre NATURALEZA Y HOMBRE recuperando la idea de la pagesía catalana, una masía arraigada a una finca.
Queriendo recuperar los pasados perdidos de esta vida en la Masía tradicional del Penedès, esta viticultura payesa, en que la tierra, las plantas, los animales y el hombre trabajan conjuntamente en un ecosistema agrícola.
Convencidos que existe una oportunidad para vinos sinceros, fruto de una finca, de un clima concreto, de unas variedades autóctonas, y de una viticultura exigente, precisa y respetuosa.
Por este motivo, en noviembre 2012 decidieron dejar la Do Cava.
Finalizada la visita fuimos invitados a una degustación de sus caldos que alegro nuestra mañana.

Seguidamente nos desplazamos hasta las instalaciones de los chocolateros Simón Coll, quizás una marca no muy conocida, pero de las más antiguas del continente europeo que, en la actualidad también son propietarios de una marca más popular, como es Chocolates Ametller.
Englobando un total de 800m2, el Espacio se concibe como un recinto donde se diferencian varias áreas:
El espacio audiovisual 180º. Un gran cubo audiovisual que nos transportó entre el espacio y el tiempo para descubrir la historia de Simón Coll y del Chocolate.
El cacao proviene de un árbol que se llama Theobroma Cacao que se encuentra sólo en los trópicos de todo el mundo.
A través de un impresionante montaje audiovisual con imágenes espectaculares e innovadoras nos ofrecieron un recorrido vivencial por los orígenes, la cultura, la historia y el proceso de elaboración del chocolate Simón Coll. Las explicaciones del guía acabaron de completar la visita haciendo posible que entráramos en  contacto directo con el mundo del chocolate experimentando con piñas y habas de cacao, moldes para hacer figuritas, etc.
También pudimos ver el funcionamiento de la planta piloto donde se están fabricando el producto a la vez que pudimos degustar algunas variedades de chocolate experimental recién hecho y aprendimos a degustarlo de manera óptima.
El obrador tradicional. A través de un montaje visual, la fábrica original centenaria tomó vida para enseñarnos de forma clara y comprensible el proceso de fabricación tradicional del chocolate.
La tienda, es una experiencia en sí misma. Donde se pueden encontrar más de 400 productos de chocolate diferentes, puntos de degustación, descubrir novedades que todavía no están en el mercado y disfrutar de las exposiciones especiales de productos de chocolate que preparan para momentos señalados del año como son Navidad o Pascua.



Finalizada la misma, nos desplazamos el Restaurante Mirador donde degustamos (como es habitual) un excelente almuerzo.
Y de regreso a casa, aprovechando el trayecto para deleitarnos con una excelente "siesta", la edad no perdona.