En esta ocasión nuestro Club ha organizado una completa visita a los temas más importantes de Sant Sadurni de Anoia, quizás la más conocida es la de su producción de cava, pero hay otra que es menos conocida, pero con una tradición más que centenaria, el chocolate, y estas fueron las visitas que realizamos.
En primer lugar visitamos una de las cavas de mayor calidad de Sant Sadurni de Anoia, Raventos i Blanc una de las más antiguas familia que han dedicado toda su vida a este quehacer.
Nuestro amigo Manel nos había organizado de forma excelente una visita a las bodegas con una amplia historia que aquí resumimos, y que nos comento de manera magistral el enólogo Joan Amat, que además es un buen amigo de Manel.
Cuando se
creó el cava en 1872, sus antepasados pensaban en un world class sparkling
wine. Por esto Josep Raventós Fatjó innovó con Xarel·los, procedentes de las
mismas viñas de donde procede La Finca; conocedor ya del gran potencial de esta
uva, la estructura mineral de nuestros suelos, y más importante aún, sabiendo
que para ser un world Class tienes que ser auténtico. En 1888 Manuel Raventós
Doménech creó el cuaje del espumoso del Penedès solo con variedades autóctonas:
Macabeu, Xarel·lo y Parellada.
Después de 150 años, la marca Cava se ha convertido en una DO orientada al volumen, sin identidad geográfica propia, en términos de clima y suelos; así como con unos estándares de viticultura muy bajos.
Raventós i
Blanc se creó para dar sentido a una finca donde, desde 1497, se cultiva la
vid; y continuando la historia de una tradición vitícola familiar de más de 20
generaciones. Su fundador, Josep María Raventós i Blanc pensó en un concepto de
máxima proximidad entre NATURALEZA Y HOMBRE recuperando la idea de la pagesía
catalana, una masía arraigada a una finca.
Queriendo recuperar los pasados perdidos de esta vida en la Masía tradicional del
Penedès, esta viticultura payesa, en que la tierra, las plantas, los animales
y el hombre trabajan conjuntamente en un ecosistema agrícola.
Convencidos que
existe una oportunidad para vinos sinceros, fruto de una finca, de un clima
concreto, de unas variedades autóctonas, y de una viticultura exigente, precisa
y respetuosa.
Seguidamente nos desplazamos hasta las instalaciones de los chocolateros Simón Coll, quizás una marca no muy conocida, pero de las más antiguas del continente europeo que, en la actualidad también son propietarios de una marca más popular, como es Chocolates Ametller.
El espacio
audiovisual 180º. Un gran cubo audiovisual que nos transportó entre el espacio
y el tiempo para descubrir la historia de Simón Coll y del Chocolate.
El cacao proviene de un árbol que se llama Theobroma Cacao que se encuentra sólo en los trópicos de todo el mundo.
A través de
un impresionante montaje audiovisual con imágenes espectaculares e innovadoras nos
ofrecieron un recorrido vivencial por los orígenes, la cultura, la historia y
el proceso de elaboración del chocolate Simón Coll. Las explicaciones del guía
acabaron de completar la visita haciendo posible que entráramos en contacto directo con el mundo del chocolate
experimentando con piñas y habas de cacao, moldes para hacer figuritas, etc.
También pudimos
ver el funcionamiento de la planta piloto donde se están fabricando el producto
a la vez que pudimos degustar algunas variedades de chocolate experimental recién
hecho y aprendimos a degustarlo de manera óptima.
El obrador
tradicional. A través de un montaje visual, la fábrica original centenaria tomó
vida para enseñarnos de forma clara y comprensible el proceso de fabricación
tradicional del chocolate.
La tienda, es
una experiencia en sí misma. Donde se pueden encontrar más de 400 productos de
chocolate diferentes, puntos de degustación, descubrir novedades que todavía no
están en el mercado y disfrutar de las exposiciones especiales de productos de
chocolate que preparan para momentos señalados del año como son Navidad o
Pascua.