9 jun 2016

EL SUBSUELO DE BARCELONA

Siguiendo con el programa de múltiples actividades de la actual Junta Directiva, el pasado día 9 de junio, excepcionalmente en jueves, por problemas de programación de la visita, un grupo de valientes y arriesgados miembros, bajo a las entrañas de la ciudad de Barcelona, para recorrer sus cloacas.
Ataviados con un equipo especial para evitar cualquier contagio existente en el interior del conducto de las aguas residuales de la ciudad, acompañados por un excelente guia, Josep y, dos miembros de los equipos de trabajo del Clavegueram, recorrimos una parte de los 1.500 kilómetros de cloacas (una distancia similar a la que hay hasta Budapest, en línea recta).
Cada día nos duchamos, hacemos nuestras necesidades, ponemos alguna lavadora o lavaplatos, nos lavamos las manos, etc. También en la ciudad es necesario el riego de parques o la limpieza de las calles… El número de tareas diarias que implican el uso de agua son muchas ocasionando entre unos 5.000 y 7.000 litros por segundo de agua residual a diario. Sin meterme en términos de sostenibilidad, esto supone un mundo subterráneo paralelo de 1.693km de ríos y afluentes que canalizan el agua a las depuradoras.
Las alcantarillas más antiguas que se han encontrado en Barcelona son de la época romana, que ya eran conscientes de la necesidad de evacuación de estas aguas residuales sobre todo por condiciones higiénicas y de salubridad. Desde entonces se ha ido perfeccionando a lo largo del tiempo. La red de alcantarillado de l’eixample, que se puede visitar en su tramo de Paseo San Juan entre Diagonal y Aragón, data de 1891.
Tras un entrada un poco angosta, llegamos a una de las “calles” que conducen el agua por el subsuelo de Barcelona, aunque pueda parecer lo contrario, la cantidad de agua en un día normal, que cruza por estas calles es más bien escaso, observamos que eran más limpias de lo que esperábamos y que exclusivamente hay líquidos, según nos comentó Josep, el descenso desde los pisos hasta la cloaca, de los detritus, mezclados con el agua del desagüe del wáter, hace que todo, incluido el papel de celulosa desaparezca, sólo se suelen encontrarse plásticos y, otros elementos que las personas poco cuidadosas con el medio ambiente, tiran al wáter en lugar de hacerlo en el contenedor correspondiente.
Tampoco vimos las ratas que creíamos, alguien del grupo vio una, porqué se lo indico uno de los técnicos, en un determinado punto vimos que salía mucha agua, ello era debido a que es el desagüe de un lavado de coches.
Al llegar a la altura de la diagonal, observamos uno de los caminos con gran cantidad de aguas, es el conducto que cruza la Diagonal y que se dirige hace la depuradora del Besos, por este conducto pasan las aguas de Pedralbes, Sarria, parte de les Corts y de Gracia.
Siguiendo hacia el Este nos encontramos con el conducto que cruza bajo la línea de ferrocarril y que posteriormente vuelve a “remontar” por la ley de vasos comunicantes.

En la actualidad Barcelona dispone de 14 grandes depósitos para retener las aguas de las lluvias torrenciales, que hace algunos años inundaban las calles de la parte baja de la ciudad, normalmente las aguas residuales terminan en los dos grandes depuradoras que hay en la ciudad, Besos y Llobregat, donde las mismas son tratadas y una vez depuradas, son arrojadas al mar, donde se oxigenan y se convierten en aguas limpias.

Antiguamente las “calles” que transitan bajo la ciudad estaban identificadas, pero durante las olimpiadas del 92 se quitaron las señalizaciones, y no han vuelvo a colocarse por seguridad, incluso los planos son “High Secret”, como protección a posibles atentados de grupos terroristas, todo por la seguridad, por este motivo, la realización de fotos está limitado.
Una excelente visita que, nos descubrió una parte desconocida de nuestra ciudad, sobre la que caminamos todos los días, para finalizar, seguimos por las profundidades de la ciudad, viajando en metro de la línea 5 hasta el Hotel Abba Sants, donde se celebró el almuerzo quincenal con el resto de miembros del Club.