Iniciamos
nueva Presidencia con lo prometido el día de la toma de posesión, este año
vamos a visitar nuestra ciudad, aquellos rincones que desconocemos o, aquellos
que hace años que no hemos vuelto.
Este segundo
almuerzo, coincidiendo con el inicio de la primavera, nos dedicamos a pasear
por el barrio del Raval.
El encuentro fue a las 9’30h frente la puerta de Correos de Via Laietana con nuestra guía oficial, Sonia Viver que nos explicó con toda clase de detalles la apertura de la Via Layetana, el monumento a Antonio López, su vida y la vinculación del mismo con la familia Güell. A continuación se realizamos un paseo hacia el Palau Güell en Nou de la Rambla. Visita aprox 1’30-2’00h, al finalizar subimos hacia la plaza Real siguiendo con las explicaciones de la guía, terminando para tomar una cerveza. Después nos dirigimos para un magnífico almuerzo en el restaurante Can Culleretes (c/Quintana 5)
El encuentro fue a las 9’30h frente la puerta de Correos de Via Laietana con nuestra guía oficial, Sonia Viver que nos explicó con toda clase de detalles la apertura de la Via Layetana, el monumento a Antonio López, su vida y la vinculación del mismo con la familia Güell. A continuación se realizamos un paseo hacia el Palau Güell en Nou de la Rambla. Visita aprox 1’30-2’00h, al finalizar subimos hacia la plaza Real siguiendo con las explicaciones de la guía, terminando para tomar una cerveza. Después nos dirigimos para un magnífico almuerzo en el restaurante Can Culleretes (c/Quintana 5)
VIA LAIETANA
Fue diseñada inicialmente por
Ildefonso Cerdá en 1859 para enlazar de forma directa el nuevo barrio del
Ensanche, que se perfilaba dentro del plan Cerdá con el puerto, vía de
comunicación principal en el siglo XIX. Pero el Plan Cerdá se centró en el
crecimiento fuera de las murallas y no fue hasta en 1899 que se volvió a
impulsar con la aprobación del Plan de Reforma Interior de Àngel Baixeras.
La entrada política de la Lliga
Regionalista de Francesc Cambó, la demanda de comunicación de la burguesía
instalada en el Ensanche y la preocupación por controlar los alborotadores
dentro de una red densa de calles, hizo recuperar el proyecto y en 1907 se
acordó el financiamiento con el Banco Hispano Colonial, predecesor del Banco
Central, que se hizo construir el primer edificio de la nueva vía, obra de
Enric Sagnier quien también tomó parte activa en el desarrollo de la obra como
arquitecto representante del banco financiero.
Las obras fueron inauguradas por el
rey Alfonso XIII y el presidente Antonio Maura el 10 de marzo de 1908. La
construcción se dividió en tres tramos:
·
1908-1909
Entre el puerto y la plaza del Ángel, a cargo de Lluís Domènech i Montaner.
·
1909-1911
Entre la plaza del Ángel y la calle Sant Pere Més Baix, a cargo de Josep Puig i
Cadafalch.
·
1911-1913
Entre Sant Pere Més Baix y la plaza Urquinaona, a cargo de Ferran Romeu. La
porción que va desde la plaza Urquinaona hasta la calle Jonqueres, ya existía
con el trazado actual y con el nombre de Bilbao.
El derribo supuso abrir una brecha de
80 metros de ancho y unos 900 de largo. Esta reforma comportó la destrucción de
2199 casas y muchos palacios medievales, afectando a unas diez mil personas. A
pesar de las protestas de los vecinos, de artistas y personajes como el arquitecto
y conservador Jeroni Martorell, se perdieron lugares como el palacio del
marqués de Monistrol, el palacio del marqués de Sentmenat (del cual Martorell
salvó una vidriera que hizo servir en la restauración de la Casa de los
canónigos) o los conventos de San Sebastián y el de San Juan de Jerusalén que
guardaba la tumba de Pau Claris. Algunos, sin embargo, se salvaron al ser
trasladados a otro lugar, este es el caso de la Casa Padellás del siglo XV-XVI,
ubicada originalmente en la calle Mercaders a la altura de donde se encuentra
el edificio del Fomento del Trabajo Nacional y que fue trasladada en 1931 a la
plaza del Rey, donde actualmente aloja el Museo de Historia de Barcelona.
Otro ejemplo de edificio rescatado fue la fachada barroca de la iglesia de Santa Marta, obra de 1737-1747, proyectada por Miquel Bover y esculpida por Carles Grau. Estaba situada en la riera de Sant Joan y Lluís Domènech i Montaner la desmontó y reubicó en uno de los pabellones del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo que estaba construyendo en 1911.
Otro ejemplo de edificio rescatado fue la fachada barroca de la iglesia de Santa Marta, obra de 1737-1747, proyectada por Miquel Bover y esculpida por Carles Grau. Estaba situada en la riera de Sant Joan y Lluís Domènech i Montaner la desmontó y reubicó en uno de los pabellones del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo que estaba construyendo en 1911.
Por otro lado la obra tuvo algunos
efectos secundarios positivos. El derribo hizo visible y valorable el
patrimonio arquitectónico de las murallas romanas y de los edificios góticos
que rodean la plaza del Rey y llegan hasta la catedral. La esponjosidad
posterior de la plaza de la Catedral y Santa Catalina debido a la destrucción
por los bombardeos de la guerra civil, han acabado de dar la fisonomía del
barrio gótico. Otra ventaja aprovechada fue la construcción soterrada de los
túneles para hacer pasar el metro, iniciativa impulsada por el arquitecto
municipal Pere Falqués con la oposición de los políticos, y que tendría sus
frutos cuando fue inaugurado en 1926.
La nueva vía, tal como estaba
previsto, supuso la creación de una nueva imagen de Barcelona. El estilo
arquitectónico de la escuela de Chicago influyó en el tipo de construcción,
principalmente dedicada a edificios oficiales y espacios de oficinas, ocupados
mayoritariamente por empresas de logística y exportación, en el Ensanche.
Durante la Guerra Civil Española
(1936-1939) recibió el nombre de Vía Durruti por el dirigente anarquista
Buenaventura Durruti, muerto en el frente.
La construcción de estos edificios emblemáticos en la vía Laietana, en el Paseo Isabel II y Paseo de Colón, fueron una gran pantalla para esconder la "vieja ciudad" de cara a los viajeros que llegaban a la ciudad vía marítima o con el ferrocarril.
PLAÇA ANTONIO LÓPEZ
La construcción de estos edificios emblemáticos en la vía Laietana, en el Paseo Isabel II y Paseo de Colón, fueron una gran pantalla para esconder la "vieja ciudad" de cara a los viajeros que llegaban a la ciudad vía marítima o con el ferrocarril.
PLAÇA ANTONIO LÓPEZ
Antonio López y
López, popularmente conocido como El Negro Domingo, es un monumento presidido
por una escultura originalmente creada por Venanci Vallmitjana en cooperación
con otros artistas en 1884 y dedicada al empresario. El monumento está ubicado
en la plaza de Antonio López. Actualmente, la escultura que se exhibe se trata
de una reproducción creada en los años 40 por Frederic Marès.
Pocos meses después de la muerte del banquero y reconocido empresario español Antonio López y López en 1883, el Ayuntamiento de Barcelona, presidido por Francisco de Paula Rius y Taulet, encargó al escultor catalán Venanci Vallmitjana i Barbany realizar un monumento para recordar su persona en la ciudad donde vivió gran parte de su vida tras hacer fortuna en Cuba. El ayuntamiento no escatimó en recursos reuniendo a algunos de los artistas escultóricos más destacados de la época para colaborar en la construcción del monumento, como Rossend Nobas, Joan Roig i Solé, Francesc Pagès i Serratosa y Lluís Puiggener, dirigidos por el prestigioso arquitecto Josep Oriol Mestres, convirtiéndose en una de las obras más representativas y mediáticas de la época en la ciudad condal.
Pocos meses después de la muerte del banquero y reconocido empresario español Antonio López y López en 1883, el Ayuntamiento de Barcelona, presidido por Francisco de Paula Rius y Taulet, encargó al escultor catalán Venanci Vallmitjana i Barbany realizar un monumento para recordar su persona en la ciudad donde vivió gran parte de su vida tras hacer fortuna en Cuba. El ayuntamiento no escatimó en recursos reuniendo a algunos de los artistas escultóricos más destacados de la época para colaborar en la construcción del monumento, como Rossend Nobas, Joan Roig i Solé, Francesc Pagès i Serratosa y Lluís Puiggener, dirigidos por el prestigioso arquitecto Josep Oriol Mestres, convirtiéndose en una de las obras más representativas y mediáticas de la época en la ciudad condal.
La estatua original
ubicada encima del gigantesco pedestal, fue realizada por el artista Venanci
Vallmitjana i Barbany, discípulo de Damià Campeny, usando piezas de bronce
procedentes de algunos barcos de la Compañía Trasatlántica Española que creó el
mismo Antonio López y López en vida y fundidos en el Taller Pere Mir. Los demás
artistas realizaron un relieve cada uno representando artísticamente las cuatro
empresas principales de Antonio López que se adosaron a cada lado del pedestal.
Debajo de cada
relieve figura una inscripción distinta, entre las cuales destacan unos versos
del poeta catalán Jacinto Verdaguer y una frase del rey Alfonso XII de España
elogiando su figura. Las obras empezaron el 24 de diciembre de 1883 y
terminaron el 13 de septiembre de 1884, día que se inauguró con la presencia
del alcalde de la ciudad Manuel Girona i Agrafel.
Durante los primeros días de la Guerra Civil Española en el año 1936, la estatua de bronce de Venanci Vallmitjana i Barbany fue destruida en su totalidad debido a la animadversión que había hacia Antonio López y López, el poder y alta sociedad que representaba y por las sospechas de que se enriqueció gracias al uso de esclavos cuando estaba en Cuba, por esa misma razón, se le conoce como El Negro Domingo.
Durante los primeros días de la Guerra Civil Española en el año 1936, la estatua de bronce de Venanci Vallmitjana i Barbany fue destruida en su totalidad debido a la animadversión que había hacia Antonio López y López, el poder y alta sociedad que representaba y por las sospechas de que se enriqueció gracias al uso de esclavos cuando estaba en Cuba, por esa misma razón, se le conoce como El Negro Domingo.
En los años cuarenta,
después de la guerra, el escultor Frederic Marès realizó una copia de piedra
basándose en la maqueta original que todavía se conserva en el Museo de Historia
de Barcelona.
El año 2010 los sindicatos CCOO y UGT pidieron al Ayuntamiento de Barcelona la retirada de este monumento, debido al supuesto pasado esclavista de López.
El año 2010 los sindicatos CCOO y UGT pidieron al Ayuntamiento de Barcelona la retirada de este monumento, debido al supuesto pasado esclavista de López.
(Fuente Wikipedia)
Siguiendo por el barrio del Raval, y sus intrincadas calles nos acercamos primeramente al estudio que Pablo Picasso tuvo en la ciudad, lugar donde inició un fructífera labor que años después le llevaría a lo más alto en el mundo de las artes plásticas.
Proseguimos hasta la Plaça del Rei, lugar que a principios del siglo pasado fue elegido para ubicar la Casa Padellás del siglo XV-XVI.
Durante el periodo 1930-1931, y debido a la apertura de la Vía Layetana, se decidió trasladarla, piedra a piedra, desde su original ubicación en la calle Mercaders hasta la plaça del Rey, donde sustituyó unas casas de menor interés arquitectónico que fueron demolidas. De esta forma se consiguió preservarla, ya que se consideraba uno de los más notables palacios góticos barceloneses
Este comentario sirve para esclarecer como una plaza tan importante como la ubicada frente al Palacio Real sea tan pequeña, simplemente porqué una parte esta ocupada por el actual museo.
Proseguimos nuestro paseo por la Barcelona medieval, hasta llegar a la calle Ferrán, donde se encuentra otro de los símbolos de la ciudad Condal, las farolas adosadas a la pared, en lugar de los tradicionales faroles, ello fue a petición de los comerciantes de la calle que querían que las aceras estuvieran limpias de obstáculos, para que los peatones circularan con la única atención hacia las tiendas.
Proseguimos hasta la Plaça del Rei, lugar que a principios del siglo pasado fue elegido para ubicar la Casa Padellás del siglo XV-XVI.
Durante el periodo 1930-1931, y debido a la apertura de la Vía Layetana, se decidió trasladarla, piedra a piedra, desde su original ubicación en la calle Mercaders hasta la plaça del Rey, donde sustituyó unas casas de menor interés arquitectónico que fueron demolidas. De esta forma se consiguió preservarla, ya que se consideraba uno de los más notables palacios góticos barceloneses
Las obras de reconstrucción de la Casa Padellàs en Plaza del Rey sacaron a la luz importantes vestigios arqueológicos de la Barcelona romana de forma que se decidió reedificar el palacio gótico sobre pilares exentos para conservarlas. Las excavaciones se prolongaron hasta el año 1935. La Guerra Civil española (1936-1939) detuvo los trabajos arqueológicos, obligando a cubrir el yacimiento por razones de seguridad.
Finalizada la guerra se adoptó la decisión, reflejada en un acuerdo municipal del 30 de abril de 1940, de convertirla en la sede del Museo de Historia de la Ciudad. El Museo fue inaugurado 3 años después, el 1 de abril de 1943, aprovechando la celebración de unas fiestas colombinas en el Salón del Tinell.
En el subsuelo de Casa Padellàs y de la adyacente Plaça del Rey se puede visitar una ámplia área arqueológica con vestigios de época romana, la antigüedad tardía y la alta edad media. Las salas de las plantas primera y segunda de la Casa Padellás acogieron, de 1943 hasta principios de los años 90 del siglo XX, las secciones dedicadas a la historia medieval y moderna del Museo de Historia de la Ciudad. Dichas salas fueron clausuradas el año 1993 y se reabrieron en 1996, para albergar exposiciones temporales, de temática relacionada con la historia de Barcelona.
Este comentario sirve para esclarecer como una plaza tan importante como la ubicada frente al Palacio Real sea tan pequeña, simplemente porqué una parte esta ocupada por el actual museo.
PALACIO GÜELL
El Palau Güell es uno
de los primeros encargos importantes que recibió Gaudí al principio de su
carrera. Eusebi Güell (industrial, político y mecenas) quiso que Gaudí le
construyera este peculiar palacio urbano como ampliación de la casa familiar
que tenía en la Rambla de Barcelona.
El Palau Güell (1886-1890) es un magnífico ejemplo de la arquitectura doméstica en el contexto del modernismo. Fue la vivienda de la familia Güell-López hasta que se trasladó al Park Güell.
Gaudí supo diseñar un palacio funcional adaptado a las necesidades de la vida privada de la familia y a la intensa vida social y cultural que iba a acoger.
El Palau Güell (1886-1890) es un magnífico ejemplo de la arquitectura doméstica en el contexto del modernismo. Fue la vivienda de la familia Güell-López hasta que se trasladó al Park Güell.
Gaudí supo diseñar un palacio funcional adaptado a las necesidades de la vida privada de la familia y a la intensa vida social y cultural que iba a acoger.
El edificio destaca
por su innovadora concepción del espacio y de la luz. Gaudí introdujo en el
Palau Güell soluciones variadas a partir de planteamientos muy personales y creó
formas expresivas excepcionales fruto de su imaginación, utilizando materiales
nobles tradicionales (piedra, madera, hierro forjado, cerámica, vidrio, etc.)
Fue declarado
monumento histórico-artístico por el Estado español en 1969, así como bien
cultural de interés nacional, y Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1984. El
edificio, como obra de juventud, contiene la esencia de la obra posterior de
Gaudí y es imprescindible para entender su arquitectura.
Antoni Gaudí y Eusebi Güell
Antoni Gaudí y Eusebi Güell
Gaudí y Güell se
encuentran a finales del siglo XIX. Su relación da como fruto toda una serie de
obras arquitectónicas que en la actualidad son mundialmente conocidas, entre
ellas el Palau Güell, un palacio urbano en el centro de Barcelona.
Durante nuestra visita descubrimos las principales estancias del Palau Güell de los que destacamos el salón central de la planta noble, la terraza con sus chimeneas, el antiguo establo y la cochera, el despacho de Eusebi Güell y, también, nos adentramos en el ámbito más privado de los dormitorios.
Durante nuestra visita descubrimos las principales estancias del Palau Güell de los que destacamos el salón central de la planta noble, la terraza con sus chimeneas, el antiguo establo y la cochera, el despacho de Eusebi Güell y, también, nos adentramos en el ámbito más privado de los dormitorios.
El sótano del Palau
Güell antiguamente era utilizado como establo. Se accedía desde la planta baja
a partir de dos accesos: una rampa suave que servía para hacer subir y bajar a
los caballos, y una rampa helicoidal, muy pronunciada y pavimentada con
guijarros, utilizada por las personas.
PLANTA BAJA
A partir de una doble
entrada desde la calle, se accede a la planta baja del Palau Güell. La planta
baja es un espacio que integra los servicios de portería y cochera del
edificio. Concretamente, en esta planta baja se encuentra lo siguiente: la
cochera donde se dejaban los carruajes; el antiguo almacén de productos
agrícolas; la antigua vivienda del portero (la cual tiene una escalera de
caracol que comunica directamente con el establo); una cabina especial desde la
cual el portero podía observar el exterior, y una escalera de uso exclusivo del
personal de servicio que comunica la planta baja con el resto de plantas del
edificio.
ENTRESUELO
A partir de una doble
entrada desde la calle, se accede a la planta baja del Palau Güell. La planta
baja es un espacio que integra los servicios de portería y cochera del
edificio. Concretamente, en esta planta baja se encuentra lo siguiente: la
cochera donde se dejaban los carruajes; el antiguo almacén de productos
agrícolas; la antigua vivienda del portero (la cual tiene una escalera de
caracol que comunica directamente con el establo); una cabina especial desde la
cual el portero podía observar el exterior, y una escalera de uso exclusivo del
personal de servicio que comunica la planta baja con el resto de plantas del
edificio.
PLANTA NOBLE
Al acceder a la
planta noble, el edificio toma las dimensiones de un palacio. Las estancias de
la planta se distribuyen a cada lado del salón central, que tiene la altura del
edificio.
1.
La
antesala
2.
La
sala de pasos perdidos
3.
Sala
de visitas y el tocador de señoras
4.
Salón
central
5.
La
sala de confianza y la sala de la tribuna o de fumadores
6.
El
comedor
7.
La
sala de billar y el taller de escultura y pintura
8.
La
terraza
9.
El
corredor
El entresuelo,
situado entre la planta noble y la planta de dormitorios, es dónde encontramos
la miranda o tribuna de los músicos, un espacio abierto al salón central, dónde
se situaban los músicos cuando se celebraban conciertos. Antiguamente, en esta
entreplanta, también se ubicaba la cocina principal del Palacio Güell (la cual
disponía de un montaplatos, aún existente, que conectaba con la planta noble,
donde está el comedor) y otras dependencias del servicio, como el cuarto de la
mancha del órgano.
DORMITORIOS
En esta planta, de
ámbito privado para la familia, se encuentran las estancias matrimoniales, los
dormitorios de los hijos y la sala de baño. Toda la planta de organiza a partir
de un deambulatorio, una galería con ventanas que dan al salón central.
1.
Sala
de confianza
2.
El
dormitorio de los hijos y el dormitorio de Isabel Güell
3.
El
dormitorio de Isabel Güell
4.
Dormitorio
de Eusebio Güell
5.
El
ámbito del antiguo baño, las estancias sanitarias y la habitación azul
En el desván antiguamente se realizaban las tareas de la casa, había un lavadero y una cocina, también se incluían once dormitorios, destinados al personal del servicio.
1. El espacio del desván
2. La escalera de servicio
Durante nuestra visita en el desván se exhibia una muestra de la obra de Maria Lluïsa Güell, hija de Eusebio Güell.
Durante nuestra visita en el desván se exhibia una muestra de la obra de Maria Lluïsa Güell, hija de Eusebio Güell.
LA AZOTEA
La azotea, uno de los
espacios más mágicos del Palacio Güell, destaca por sus veinte chimeneas y por
la aguja central, de 15 metros de altura. En la azotea del Palau Güell, Gaudí
convirtió las tradicionales chimeneas en verdaderas esculturas, con bases,
troncos y capiteles de formas insólitas. La azotea contiene un total de 20
chimeneas. Justo en el centro de todas ellas se encuentra la aguja, de 15 m de
altura, que cubre la cúpula del salón central y que está revestida por una
original piedra de reciclaje.
EL ORGANO
Durante la visita, cada treinta minutos, los visitantes pueden escuchar una pieza musical interpretada por el órgano del Palau Güell mediante un sistema llamado Replay. Este sistema permite que el órgano solo reproduzca lo que un organista previamente ha registrado. Las teclas se accionan sin la presencia del organista. Este fondo musical que los acompaña intermitentemente durante la visita está relacionado con la época modernista de la construcción del Palau Güell y con la Barcelona del momento, fuertemente wagneriana. Precisamente Anselm Clavé fue el primero que hizo sentir en España la música del compositor alemán, interpretando algunos corazones de la ópera Tanhäuser. Barcelona vio nacer otros compositores modernistas como A. Nicolás, E. Morera, Ll. M. Millet que también forman parte del repertorio de la visita.
FACHADAS
Foto de Montserrat Baldomá |
Durante la visita, cada treinta minutos, los visitantes pueden escuchar una pieza musical interpretada por el órgano del Palau Güell mediante un sistema llamado Replay. Este sistema permite que el órgano solo reproduzca lo que un organista previamente ha registrado. Las teclas se accionan sin la presencia del organista. Este fondo musical que los acompaña intermitentemente durante la visita está relacionado con la época modernista de la construcción del Palau Güell y con la Barcelona del momento, fuertemente wagneriana. Precisamente Anselm Clavé fue el primero que hizo sentir en España la música del compositor alemán, interpretando algunos corazones de la ópera Tanhäuser. Barcelona vio nacer otros compositores modernistas como A. Nicolás, E. Morera, Ll. M. Millet que también forman parte del repertorio de la visita.
FACHADAS
Las fachadas principal y posterior del Palau Güell, realizadas con diversos materiales (piedra, hierro, madera y cerámica vidriada), esconden el interior suntuoso y espléndido del Palau Güell.
1.
La
fachada principal
2.
La
fachada posterior
Fuente: Web Palau Güell
La plaza Real de la
ciudad de Barcelona (Plaça Reial en catalán) es una plaza pública de forma
trapezoidal que colinda con La Rambla y está situada en el Barrio Gótico de la
Ciudad. Fue obra del arquitecto Daniel Molina.
Concebida como
neoclasicista a mediados del siglo XIX sobre un tejido destruido de la ciudad,
cuenta con la particularidad de que su ritmo clásico se subvierte, cambiando
mínimamente los espacios entre pilastras, para dar la impresión de que la plaza
es cuadrangular. El arquitecto también tuvo la sutileza de permitir la creación
de pasajes para conectar las calles del tejido medieval que habían quedado
cortadas por la plaza.
Antoni Gaudí diseñó
unas farolas para colocarlas en la plaza, donde destaca igualmente la Fuente de
las Tres Gracias (1876), obra de Antoine Durenne.
Desde hace muchos
años ha sido el enclave de gran número de cervecerías, bebida que se ve
acompañada de fritangas y menús para guiris poco informados
(gastronómicamente), pero sin lugar a dudas el marco, merece la pena una parada
para reponer fuerzas.
En el número 17 de
esta plaza encontramos una emblemática sala musical, Jamboree, un templo del Jazz,
y justo al lado otro templo de la música, en este caso del flamenco; Los
Tarantos, sala donde durante muchísimos años han actuado los mejores artistas
del género, entre ellos la famosa Maruja Garrido, musa de Salvador Dalí, que casi toma Los Tarantos como su residencia, o los afamados Duquende, Miguel Poveda, Montse Cortés, Rafael
Riqueni, Pepe Habichuela, Paco Cepero, Tomasito, Eva la Yerbabuena o Niña
Pastori. Vicente Escudero, Antonio Gades, Maria Marquez, José de la Vega y la Tolea; los guitarristas Andrés Batista, Emilio de Diego, Pepe Pubill o Selva de Cádiz, y los cantantes Fosforito, Jarrito, El Peti, El Brujo o Pepe Cortés entre otros muchos.
Un restaurante único
en Barcelona cuyo rótulo da fe de la antigüedad del local. Siguiendo el consejo
escrito en la puerta “Estireu la porta” (tiren de la puerta), el cliente se
encuentra con un amplio interior que evoca la época modernista, con grandes pinturas
costumbristas en los salones.
Las paredes también
están cubiertas de centenares de fotografías de famosos que han comido o cenado
en el restaurante. Pero la historia del restaurante no se conserva solo gracias
a estas fotografías y recuerdos, ya que si las paredes hablasen relatarían miles
de anécdotas ocurridas a lo largo de los años.
Cuando Sisco Agut i
Sussi Manubens empezaron a regentar Can Culleretes en 1958 estaba un poco
dejado y hacían menús muy baratos y según ella “muy barato y muy bien no puede
ser”. Había gente que les decía que les costaría remontar el negocio, pero
Sisco no les escuchó. Con el tiempo consiguieron que el restaurante volviese a
tener fama por aquello que le caracterizaba y que le sigue caracterizando hoy
día “comer bien a buen precio”.
El secreto de
permanencia de Can Culleretes es doble: por un lado, ha contribuido de manera
decisiva el aire familiar del establecimiento; y, por el otro, el esfuerzo de
tres generaciones de Agut-Manubens.
Cuando Sisco se hizo
cargo, el oficio no le venía de nuevo, había trabajado durante años en Ca
l’Agut de la calle Gignàs, el restaurante de su tío. Su mujer Sussi, y sus
hijas, Montserrat y Alicia, les ayudaron desde el principio. Actualmente las
dos hermanas son copropietarias del local, donde también trabajan los cinco nietos
de Sisco y el marido de Alicia.
Fuente. Web Can Culleretes
“(…) Aquellas mesas eran alargadas y podían caber más o menos unos diez clientes. El camarero cada vez estaba más atareado, y cuando iba a cargar la bandeja y encontraba vacío el bote de alpaca plateada destinado a contener las cucharillas limpias, gritaba a las que fregaban: “Noies, culleretes!” (Chicas, ¡cucharillas!). Y esto se repetía y repetía. La cancioncilla acabó haciendo gracia, y acabó dando pie a la expresión popular: “Vamos a Can Culleretes”.
“(…) Aquellas mesas eran alargadas y podían caber más o menos unos diez clientes. El camarero cada vez estaba más atareado, y cuando iba a cargar la bandeja y encontraba vacío el bote de alpaca plateada destinado a contener las cucharillas limpias, gritaba a las que fregaban: “Noies, culleretes!” (Chicas, ¡cucharillas!). Y esto se repetía y repetía. La cancioncilla acabó haciendo gracia, y acabó dando pie a la expresión popular: “Vamos a Can Culleretes”.
Lluis Permanyer, periodista.